El sendero parte desde la localidad de San Martín de la Virgen de Moncayo, junto al Ayuntamiento, en dirección a La Presa, donde cogemos una preciosa senda que discurre junto al río Matalapuente, el cual nos proporciona la tranquilidad y el sosiego que todo senderista busca.

Llegados a la Fuente de la Calera tomamos una pista forestal que, entre pinos y robles, atraviesa varios riachuelos hasta llegar a la zona de El Campamento, antiguas instalaciones gestionadas como campamento de verano para niños, actualmente en desuso. Continuamos por una bonita senda para llegar a la Paridera, antiguo edificio para albergar al ganado que pastaba en la Dehesa del Moncayo y hoy reconvertido en albergue. 

Seguidamente nos encontramos la Fuente La Teja, donde disponemos de varias mesas para hacer un alto en el camino y reponer fuerzas bajo la sombra del precioso hayedo que andamos buscando y que da nombre a nuestra ruta. 

De ahí, y sin parar de disfrutar del entorno que nos rodea, caminamos hasta el Centro de Interpretación de Agramonte, punto de información del Parque Natural del Moncayo. Seguidamente pasamos junto al Sanatorio de Agramonte, el cual funcionó entre finales de los años 30 hasta finales de los años 70 como centro de tratamiento de la tuberculosis y, tras atravesar el río Agramonte, llegamos a Villapulga, antiguo vivero forestal.

Continuamos a través de una pequeña senda que discurre entre robles para conectar, con el Paso de Vozmediano, antiguo camino de herradura que comunicaba las localidades de San Martín y Vozmediano, desembocando en una pequeña área de descanso donde podemos tomarnos un respiro junto al río Valdemilanos, el cual nos deleita con una melodía especial, mezcla de sus aguas y el canto de los pájaros.

Reanudando la marcha por el Camino Vozmediano, un último tramo de senda, muy bonita y acogedora que transcurre por el barranco de Valdeconcejo nos lleva hasta San Martín, donde nos encontramos con el Centro Micológico, centro de interpretación dedicado al estudio, asesoramiento y divulgación del mundo de las setas, así como punto de información turística; callejeando por las bonitas calles de la localidad llegamos a nuestro punto de inicio y fin de la ruta.

Una vez llegados a este punto y con la satisfacción de haber conseguido completar con éxito la ruta, no nos queda más que disfrutar de una buena comida o cena en alguno de los establecimientos existentes en la localidad.